La Justicia de los Doce
Tenemos justicia en nuestra sociedad?
Carlos García Rosell A.
Reginald Rose escribió y publicó en 1953 una de las mejores obras del teatro norteamericano (desde mi punto de vista) de esa edad de oro que fueron los años 50. Doce Hombres en Pugna (“Twelve Angry Men”).
Pero no es ese el tema que quisiera discutir ahora.
Este artículo no pretende ser una crítica teatral sobre el montaje de Ricardo Morán realizado en el Teatro La Plaza. Me basta decir que siendo una de mis obras favoritas me sumergí con enorme pasión en el montaje, que lo disfruté enormemente (la puesta en escena es impecable, bravo a los actores, directores y tecnicos) y que salí reflexionando largo rato sobre la misma.
Y es esto último lo que quiero compartir con ustedes.
Para ponernos en autos todos: Doce hombres son encerrados en una habitación para deliberar la culpabilidad o no culpabilidad de un joven acusado de asesinar a su padre después de haber escuchado a las dos partes en litigio, a la defensa y a la fiscalía que acusa. Ellos son, evidentemente el jurado en cuyas manos está el destino y la vida del joven acusado: La pena a imponer, la muerte en la silla eléctrica.
Un hombre hace frente a muchos con la única arma de su razón contra los otros once restantes que quieren rápidamente cerrar el caso e irse a casa. Los once lo creen culpable. El hombre hace frente a la mayoría con el argumento de “tener una duda razonable”. Al final de la obra, la razón de aquel individuo hace reflexionar a los demás, pero sobre todo los obliga a revisar los hechos. Es en la revisión de estos que cada uno comienza a darse cuenta de cuan invadida e influenciada esta su propia visión de las cosas por prejuicios sociales y personales.
La visión de la obra me dio una pregunta punzante que no dejaba de resonar en mi cabeza. Que no se fue con los días, ni desapareció disuelta por otras ideas.
¿Qué justica hemos construido nosotros los peruanos para vivir?
¿Puede un hombre esperar justicia en nuestro país? ¿Confiamos en la administración de justica que hemos organizado?
Hace mucho tiempo un hombre dijo: “Sin justicia no hay paz”.
Tal vez ese es uno de los motivos por la que nuestra sociedad es una sociedad tan violenta. Tan fragmentada, tan dividida.
La noción de justicia es una de las ideas más importantes sobre la que se fundamenta una nación, un estado, una sociedad. Porque sin ella los otros poderes sobre el que se fundamenta el estado-nación (el político y el social; el ejecutivo y la asamblea) carecen de sentido.
Si el edificio y la base misma de esta justicia no nos igualan como ciudadanos frente a cada uno de nosotros sin inclinarla hacia un grupo o una persona entonces estamos ante un edificio que puede derrumbarse. Si sus bases están corruptas nuestro edificio temblará, y nos hará vivir en perpetua zozobra e intranquilidad.
Platón dijo “Yo declaro que La Justicia no es sino la conveniencia del más fuerte”.
Es por eso que desde que el hombre dejó la tribu y la horda como organización social y creo el poder centralizado que representa a todos, el estado es “el más fuerte” y ella en representación de todos sus componentes administra la justicia con el objetivo del bienestar común.
Debemos preguntarnos qué significa la justicia y como ésta ha estado deliberadamente torcida, maniatada, comprada y negada sistemáticamente en el Perú durante toda nuestra historia independiente. Pronto cumpliremos doscientos años como república, es hora de hacer un balance real de nuestro fracaso y de cómo debemos reconstruirla.
Creo que hoy, aquí, en nuestro país no hay pregunta más importante que esta: ¿Qué clase de justicia queremos construir para nosotros y nuestros hijos?
Carlos García Rosell A.